Adiós.

Vuelves, ¿para qué? Te puedes ir por donde viniste. No quiero más mentiras, no más juegos de amor. No quiero tus falsas palabras y menos tus te quiero sin sentido. Vuelves arrepentido del daño, de todo lo causado. Pero yo te muestro el camino de salida de mi vida. Me causaste heridas incurables en el corazón, volviste mis sueños en pesadillas. Las noches de horas al teléfono pasaron a dormir del tirón. Por eso te digo, que sin ti estoy mucho mejor. Que nadie sabrá curar mis heridas pero no quiero que tú lo hagas. Adiós es lo que te digo.

Despertar.

Sueño que al despertar estaré a tu lado. Tú estarás ahí a mi lado cogiéndome de la mano, mirándome con esos ojos que transmiten paz. Quedándote a mi lado para el resto de nuestros días. Callándome a cada palabra a besos, callándome a abrazos. Me coges de la mano y me dices que todo esta bien, que has vuelto para quedarte. Sonrío como una niña pequeña con su caramelo, pero mi caramelo eres simplemente tú. Pasan los días y tú sigues a mi lado sin marcharte. Juntos superando todo lo que nos venga por el camino. Pero de repente, todo desvanece. Suena el despertado y tú no estas.

Promesas rotas.

Y a veces pienso que no cumpliste ninguna promesa, que los 'para siempre' los has acabado y los 'nunca te fallare' los fallaste. Me di cuenta que el 'siempre a tu lado' era que nunca estarías y que los 'te quiero hasta el resto de mis días' se acababa a los dos días. También que los 'lucharé por ti' era no mover ni un dedo y que los 'te sacaré sonrisas en los peores días' acababan en lagrimas. Me di cuenta que si no cumpliste ninguna, nunca lo harás.