dissabte, 28 d’abril del 2012

*

Solo necesito alguien que me quiera, que sepa hacerme sonreír y ser la esperanza de seguir. Quiero a alguien que los días de lluvia los pase al otro lado de mi sofá. Cuando paseamos seamos la envidia de las personas y me mire con ojos de enamorado. Necesito a alguien que yo sea su razón de felicidad y soñar. Quiero a alguien que los días grises los convierta en colores y los de colores los haga aun mejores. Cuando me bese, sus besos me eleven al cielo y cuando me roce dispare todos mis sentidos. Alguien que se despierte a media noche y me llame para decirme "te echo de menos" o un simple "te quiero". Alguien que cuando salga de fiesta me tenga presente y al llegar a casa me envié un mensaje de buenas noches. Pero me pregunto, si existe ese alguien así. 

dilluns, 16 d’abril del 2012

Eso llamado amor.


Una noche de verano, una noche de fiesta. Sentada en la ventana de un local, mirando hacia las estrellas pensando como  poder llegar a ellas. De repente un chico desconocido se sienta a mi lado y comienza hablarme como si nos conociéramos de siempre, en ese instante supe que era especial. Me prometió que nos volveríamos a ver.
Impaciente por verlo, pasaban los días y no podía quitármelo de la mente. Apareció un día de la nada. Quedábamos, hablábamos, reíamos. Una historia empezaba, una historia especial. Mágica se podría llamar. Sentía que era el hombre de mi vida, él que un día soñé.
Él se marcho de vacaciones, no sabía cuando iba a volver. Pasaban los días, y no tenia respuesta ninguna. Preocupada. De repente, una llamada. Era él. Me contaba como estaba, como le iba por esas tierras lejanas. Tenía ganas de verlo. No quería que se acabara la llamada, pero tenía que colgar. El tiempo pasaba y no sabía el día que lo volvería a ver. Un día de inesperado, sentada en la terraza de una cafetería sentí que alguien me abrazaba por detrás. Me gire para ver quien era. Era él, con su preciosa sonrisa. Me tire en sus brazos y le pegué, por tenerme sin respuesta ninguna, y lo consolé con un beso apasionado. Tenía ganas de él. Muchas.
Todo era tan mágico, no me lo podía creer. Pensaba que todo era un sueño. Una historia de amor de película. Pero era verdadera. Era mi historia de amor. No quería que acabara jamás.
Pasaban los días. Un día de invierno. Él me presento a su familia, yo vergonzosa. Me sentía como si fuera la mía. Eran todos maravillosos, su madre era agradable, amable, tenía algo especial  como él.
Una tarde de primavera, un día especial. Hacíamos 6 meses. Le quería hacer algo especial, un regalo único. Me vino a recoger a casa. Me vendo los ojos y me dijo que tenía algo preparado para mí. Escuchaba nuestra canción, Te miro a ti, las olas de fondo. Sentía la fría arena en mis pies. Me quito la venda de los ojos y me puse a llorar de emoción. Felicidad. Una mezcla de sentimientos. Era todo perfecto. Nuestras iníciales en velas sobre la arena. Una gran manta en el suelo  llena de pétalos, alguno de ellos con un te quiero grabado. En ella había una caja rosa. Me la dio y me susurro en el oído, jamás te dejare escapar. Abrí la caja. En su interior había una carta, donde me prometía amor eterno. Mientras la leía, sentí como él por detrás me ponía algo en el cuello, baje la mirada y vi un precioso colgante con un corazón, donde había una inscripción.
Nos sentemos en la manta. En la orilla del mar. Vimos anochecer. Era precioso. Lo bese apasionadamente. Nos comencemos a quitar la ropa. Era precioso. Inolvidable. Sentí frías gotas de agua recorriendo mi cuerpo sudoroso. Él encima de mí. Comenzó a llover. No era motivo para parar. Era aun más perfecto. Mucho más que mágico. Se estiro a mi lado y le susurre un te amo apasionado al oído. Jamás nadie me había hecho sentir especial, única, como una princesa. En ese preciso instante quería compartir todos los días de mi vida con él.
El tiempo pasaba. Nos sentíamos más unidos que en el principio. Hacíamos un año. Un precioso año. Superemos todos los obstáculos que nos había puesto los días. Superado juntos. Un año ya, no me lo podía creer. Le regale un viaje. Un viaje a Paris y Roma, las ciudades del amor.  Junto a los billetes había dos candados con nuestros nombres y la fecha. En Paris, él me sorprendió solamente al llegar al hotel. En la habitación me encontré un elegante vestido rojo junto a una invitación para una cena romántica en un lujoso restaurante. Pero las sorpresas aun no habían acabado. Al llegar a Roma, me encontré con otra de sus sorpresas. Una cajita en la cama con texto. Abrí la cajita. Dentro un anillo, un precioso anillo.
Todo perfecto, los años pasaban y yo seguía compartiendo mi vida con él. Tan perfecto como el primer día. Al paso del tiempo, los sentimientos crecían. La magia aumentaba. Nos lleguemos a casar. A formar una familia. A cumplir nuestros planes del futuro. A cumplir los sueños. Pero siempre juntos. 


dilluns, 9 d’abril del 2012

Esperar.

Te esperaré. Me sentaré bajo las estrellas frente al mar. Verme reflejada en la luna testigo de nuestro amor perdido. Que pasen los días, los meses como si quieren pasar los años, pero seguiré sentada cada noche bajo ellas esperando a que vuelvas a por el amor. Parecerá locura que no sepa caminar sin ti, y ahora que te has ido te echo a faltar. Voy a gritarle a la luna de que eres mio, que me prometa que volverás. Solo me queda fiarme de ella, de la fiel luna que me refleja.

dimecres, 4 d’abril del 2012

Llueve.

Llueve. No siempre es a gusto de todos, a mi por ejemplo me gusta que llueva despacio, gotas finas cayendo. A otra persona le debe gustar cuando hay tormenta. Los días de lluvia son para relajarse, tirarse en la cama y escuchar como caen las gotas, dejar la mente en blanco y volar. Para salir y gritarle al mundo, correr y desahogarse. Mirar al cielo y dejar que las gotas te recorran por la piel, que bajen por tus mejillas y vayan a parar al suelo. Saltar en los charcos y recordar viejos tiempos de felicidad. Es un día cualquiera, como llueve puede hacer sol.